Musicólogo e investigador de la tradición.
Fotos: Diario de León.
Publicado el 19 de Enero del 2018. Sección: Tribuna. DIARIO DE LEON
http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/san-anton-recuperacion-y-puesta-valor-exitosa-fiesta-popular_1219782.html
Título: San Antón: recuperación y puesta en valor exitosa de una fiesta popular
Populares, muy antiguas y algunas tremendamente peculiares son las
distintas celebraciones que, por toda España —al menos desde finales de
la Edad Media—, se repiten alrededor de la devoción a san Antonio Abad,
vulgo ‘san Antón’. Santo varón que fuera eremita en el Egipto del siglo
III, primeros tiempos del cristianismo y al que la iconografía suele
mostrar con hábito hospitalario —con predominio visual del color «pardo»
y tau azul al pecho en su escapulario—, provisto de báculo en forma de
tau y esquila que puede portar el cerdo que le acompaña a sus pies.
Sobre su biografía la tradición oral, no carente de tintes legendarios, y
la hagiográfica Legenda Aurea, del siglo XIII, popularizaron otrora sus
méritos. Así como también la desinteresada y curativa intervención que,
en momentos de peste, ejerció el ‘gochín’ que acompaña al buen santo
sobre su persona.
Un gesto de agrado popular que, desde tiempo remoto, confirió a san Antón un significado carácter protector como amigo y abogado del mundo animal. Como consecuencia de ello a lo largo de los siglos sus celebraciones relacionadas con su devoción han sido muy generalizadas y populares, tanto en ámbitos rurales como en urbanos, hallando abundante eco también en toda la provincia leonesa.
Muchas muy curiosas en sus expresiones y costumbres asociadas a todo nivel, religioso o profano, como ocurre en Algadefe, Astorga, Cacabelos, Calamocos, La Bañeza, Laguna de Negrillos, Las Grañeras o Villademor de la Vega, entre otras y a las que dedico algunas entradas en mi referencia en la red internet http://elrincondesanantonenlascomarcasdeleon.blogspot.com.e…, por si alguno quiere ampliar el tema.
En la ciudad de León las celebraciones estuvieron siempre vinculadas al Hospital de San Antonio Abad, como sería lógico por la advocación antoniana de la hospitalaria orden que lo erigió. Durante siglos, este se ubicó en un vetusto edificio anexo a los de la Iglesia de san Marcelo y el Ayuntamiento. Con su desaparición en ese lugar, a inicios del siglo XX y su traslado para dar origen a la actual zona de hospitales, paradójicamente se fueron también perdiendo a lo largo de dicho siglo tanto su celebración, como su nivel de relevancia social y todo lo vinculado con ambas. Circunstancias curiosas cuando, antaño, estas celebraciones lo fueron de arraigo y significación en la ciudad. De este modo y como en tantos asuntos, tradiciones o costumbres, el decremento participativo y el desinterés trajeron el desuso y e impusieron luego el olvido que, finalmente, se apoderó de su memoria para ocultarla a su sociedad de origen.
En enero de 2007 la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio de León acometió la recuperación de algunas tradiciones alrededor de esta fiesta como atractiva singularidad para resaltar los actos acompañantes a la presentación del VII Congreso Nacional de Cofradías y Hermandades dedicadas a las advocaciones de Jesús Nazareno Cautivo, Rescatado, de Medinaceli. Con ello la celebración resucitó y en un entorno urbano dentro de sus límites originales, pues solo se desplazó de la plaza de san Marcelo a la acera de Botines. Si bien, la típica, popular y concurrida bendición de animales —que, a pesar de su traslado en el siglo XX, había mantenido su trayectoria tradicional hasta inicios de los setenta en su nueva y actual capilla del «Hospital viejo»— no fue recuperada en esa ocasión.
Cuando ésta se produjo, tampoco se llevó a efecto por dicha cofradía teniendo lugar el año siguiente, en la plaza Mayor, por iniciativa de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de León, con la colaboración de la Parroquia de san Martín y su párroco, Argimiro Alonso. Dos años más tarde, desde la cofradía se decidió retomar anualmente la iniciativa abordada para abrir el congreso y, un año más tarde, también la Sociedad Protectora de Animales decidió el cambió de lugar de celebración de su tradicional bendición de animales. Unos hechos muy acertados que propiciaron la recuperación global de la fiesta y sus celebraciones retornándolas a su ancestral punto de celebración en la ciudad y «hábitat histórico»: el barrio y Parroquia de San Marcelo. Algo en lo que mucho tuvo que ver la magnífica disponibilidad y entusiasmo de su párroco, Félix Díez, propiciando una puesta en valor que, en estos dos lustros, ha cosechado gran viveza participativa como prueba la prensa.
A partir de aquel momento se pudieron concentrar las iniciativas promotoras implicadas y, con ello, tanto «lo recuperado» como «lo añadido», comenzaron a funcionar merced a un complejo, documentado y muy cuidado ejercicio de puesta en valor y refolclorización global. Una propuesta que, en lo etnográfico y etnomusicológico, he tenido el honor de asesorar y con la que, sin prejuicios, se ha intentado contextualizar y dar sentido a la recuperación y aculturación de diversas tradiciones populares asociadas a esta fiesta. Asuntos y expresiones populares en su mayoría de origen, naturaleza y trayectoria costumbrista rural o propia de pequeña población, pero siempre de origen y desarrollo en el entorno cultural provincial. Propuestas que, en un contexto integrador, convenientemente fueron reubicadas al lado de la tradición capitalina —hoguera y bendición— en un entorno urbanita actual, impensable para muchos. En suma, un modelo acumulativo que la sociedad leonesa no ha apreciado como agresivo, pues no ha levantado recelos o sorpresas con la memoria colectiva y que trata de legitimar una opción de futuro para este tipo de celebraciones, respetuosa con la tradición y reescrita en un nuevo espacio y realidad en apariencia incompatible.
El Ayuntamiento de León participa a través de sus servicios y personal, y sus ediles asisten a la Santa Misa, la bendición solemne y a «la hoguera». Allí, «como manda la tradición», aceptan la crítica sátira vertida con sano humor y su «puntín» en las coplas tradicionales.
¡Que viva san Antón! y que «nos libre de peste y males y también a los animales».
Un gesto de agrado popular que, desde tiempo remoto, confirió a san Antón un significado carácter protector como amigo y abogado del mundo animal. Como consecuencia de ello a lo largo de los siglos sus celebraciones relacionadas con su devoción han sido muy generalizadas y populares, tanto en ámbitos rurales como en urbanos, hallando abundante eco también en toda la provincia leonesa.
Muchas muy curiosas en sus expresiones y costumbres asociadas a todo nivel, religioso o profano, como ocurre en Algadefe, Astorga, Cacabelos, Calamocos, La Bañeza, Laguna de Negrillos, Las Grañeras o Villademor de la Vega, entre otras y a las que dedico algunas entradas en mi referencia en la red internet http://elrincondesanantonenlascomarcasdeleon.blogspot.com.e…, por si alguno quiere ampliar el tema.
En la ciudad de León las celebraciones estuvieron siempre vinculadas al Hospital de San Antonio Abad, como sería lógico por la advocación antoniana de la hospitalaria orden que lo erigió. Durante siglos, este se ubicó en un vetusto edificio anexo a los de la Iglesia de san Marcelo y el Ayuntamiento. Con su desaparición en ese lugar, a inicios del siglo XX y su traslado para dar origen a la actual zona de hospitales, paradójicamente se fueron también perdiendo a lo largo de dicho siglo tanto su celebración, como su nivel de relevancia social y todo lo vinculado con ambas. Circunstancias curiosas cuando, antaño, estas celebraciones lo fueron de arraigo y significación en la ciudad. De este modo y como en tantos asuntos, tradiciones o costumbres, el decremento participativo y el desinterés trajeron el desuso y e impusieron luego el olvido que, finalmente, se apoderó de su memoria para ocultarla a su sociedad de origen.
En enero de 2007 la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio de León acometió la recuperación de algunas tradiciones alrededor de esta fiesta como atractiva singularidad para resaltar los actos acompañantes a la presentación del VII Congreso Nacional de Cofradías y Hermandades dedicadas a las advocaciones de Jesús Nazareno Cautivo, Rescatado, de Medinaceli. Con ello la celebración resucitó y en un entorno urbano dentro de sus límites originales, pues solo se desplazó de la plaza de san Marcelo a la acera de Botines. Si bien, la típica, popular y concurrida bendición de animales —que, a pesar de su traslado en el siglo XX, había mantenido su trayectoria tradicional hasta inicios de los setenta en su nueva y actual capilla del «Hospital viejo»— no fue recuperada en esa ocasión.
Cuando ésta se produjo, tampoco se llevó a efecto por dicha cofradía teniendo lugar el año siguiente, en la plaza Mayor, por iniciativa de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de León, con la colaboración de la Parroquia de san Martín y su párroco, Argimiro Alonso. Dos años más tarde, desde la cofradía se decidió retomar anualmente la iniciativa abordada para abrir el congreso y, un año más tarde, también la Sociedad Protectora de Animales decidió el cambió de lugar de celebración de su tradicional bendición de animales. Unos hechos muy acertados que propiciaron la recuperación global de la fiesta y sus celebraciones retornándolas a su ancestral punto de celebración en la ciudad y «hábitat histórico»: el barrio y Parroquia de San Marcelo. Algo en lo que mucho tuvo que ver la magnífica disponibilidad y entusiasmo de su párroco, Félix Díez, propiciando una puesta en valor que, en estos dos lustros, ha cosechado gran viveza participativa como prueba la prensa.
A partir de aquel momento se pudieron concentrar las iniciativas promotoras implicadas y, con ello, tanto «lo recuperado» como «lo añadido», comenzaron a funcionar merced a un complejo, documentado y muy cuidado ejercicio de puesta en valor y refolclorización global. Una propuesta que, en lo etnográfico y etnomusicológico, he tenido el honor de asesorar y con la que, sin prejuicios, se ha intentado contextualizar y dar sentido a la recuperación y aculturación de diversas tradiciones populares asociadas a esta fiesta. Asuntos y expresiones populares en su mayoría de origen, naturaleza y trayectoria costumbrista rural o propia de pequeña población, pero siempre de origen y desarrollo en el entorno cultural provincial. Propuestas que, en un contexto integrador, convenientemente fueron reubicadas al lado de la tradición capitalina —hoguera y bendición— en un entorno urbanita actual, impensable para muchos. En suma, un modelo acumulativo que la sociedad leonesa no ha apreciado como agresivo, pues no ha levantado recelos o sorpresas con la memoria colectiva y que trata de legitimar una opción de futuro para este tipo de celebraciones, respetuosa con la tradición y reescrita en un nuevo espacio y realidad en apariencia incompatible.
El Ayuntamiento de León participa a través de sus servicios y personal, y sus ediles asisten a la Santa Misa, la bendición solemne y a «la hoguera». Allí, «como manda la tradición», aceptan la crítica sátira vertida con sano humor y su «puntín» en las coplas tradicionales.
¡Que viva san Antón! y que «nos libre de peste y males y también a los animales».
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