domingo, 19 de febrero de 2012

San Antón en León: Artículos Héctor Luis Suárez Pérez



Autor: Héctor-Luis Suárez Pérez
Prof. Facultad de Educación U.León
Conservatorio “Cristóbal Halffter”, Ponferrada.


Fotos: Diario de León.
Publicado la semana del 17 de enero del 1999. Sección: Tribuna DIARIO DE LEON

Título: Por San Antón ...


Dentro del ciclo festivo de invierno y contenido en el período perteneciente al antruido, antruejo o carnaval, que se inicia con el año y la festividad de “reyes” para concluir el miércoles de ceniza, aparece la primera festividad de culto celebrado de modo extenso en nuestro medio rural. Me refiero al día de San Antón, tradicional patrón de los animales que posteriormente alternará su patronazgo con otro gran santo S. Fco. de Asís, patrón de los veterinarios.
San Antonio Abad, popularmente conocido como San Antón, ha sido presentado iconográficamente con su báculo, la llama, la esquila y casi siempre con su “gocho” a los pies, portando en ese caso la esquila el cerdo. Así figura en numerosísimos altares de nuestra provincia y del resto de la nación representado por copias de serie o tallas singulares como las de Santiagomillas, Matallana de Valmadrigal, Villaverde de Sandoval, Torneros del Bernesga, etc. Responde ésta a una devoción de origen medieval procedente de Italia, introducida en la península ibérica por los monjes hospitalarios. Los tiempos de Antonio fueron propicios para la propagación de la enfermedad conocida como la “flama”, transmitida por los cerdos, entonces de tránsito libre por las calles de muchos lugares, convirtiéndole su trayectoria milagrosa al respecto en el Sto. en abogado contra esta peste. A partir de entonces, los hospitales de la orden contribuyeron al sufragio de sus gastos con la venta anual de un cerdo engordado durante ese espacio temporal por la caridad del vecindario.
Quiso la tradición que, a imitación del animal citado, en muchos lugares un cerdo campara solo por las urbes, siendo alimentado por los lugareños con el fin de engordarlo para ser subastado el día de la fiesta de su patrón, el 17 de enero, al término de la tradicional misa donde los vecinos asisten con sus animales para ser bendecidos. El colofón del acto implica el reparto del tradicional “cotino”, panecillo sin sal para las bestias. Esto sucedía y todavía sucede en varias poblaciones leonesas de Tierra de Campos, El Páramo, Sahelices del Payuelo, etc. En otros pueblos el cerdo se guardaba y alimentaba por vecera entre los vecinos, o se criaba en algún lugar con las aportaciones económicas o en especie a cargo del común, destinándose la pobre bestia a idénticos fines.
En las localidades donde existe cofradía dedicada a San Antón, se mantiene más vivo el elemento costumbrista. Tradiciones como la de rifar el cerdo o subastarlo, gracias a dichas asociaciones se han mantenido vigentes incluso en poblaciones de tamaño considerable como La Bañeza. En estos pueblos, además de los actos aludidos, se suele solemnizar la fiesta con aportaciones al corpus sonoro religioso popular, como el canto de ramos, chascarrillos u otras composiciones al efecto dedicadas al santo. Laguna de Negrillos mantiene todavía sus sones. En otras localidades, como sucediera en Aviados, la fiesta simplemente consistía en la celebración religiosa aludida y en la subasta, en este caso, de algunas partes del cerdo donadas previamente por los vecinos, como morro, manos, etc.
San Antón es tremendamente celebrado en toda la geografía nacional, recuérdense las “sanantonadas” turolenses, pero, especialmente este año por caer la festividad en domingo, muchos leoneses que viven o visitan Madrid pueden comprobar la solemnidad con que el ayuntamiento capitalino celebra la fiesta y las llamadas “vueltas del Santo”. Consisten estas en tres vueltas a la iglesia con sus correspondientes bendiciones al pasar por el lugar de presidencia del santo. El templo de San Antón, que se erige en la castiza calle de Hortaleza, desde unos años atrás y debido a lo masivo del acto se ha visto obligado a ceder la ubicación a una plaza cercana. Durante el mismo los escuadrones de caballería, perros, palomas mensajeras, etc., militares y municipales, los animales de los circos y el zoo, mas un sin fin de animales caseros, etc. “dan las vueltas” con sus cuidadores y propietarios para de ese modo obtener la bendición oportuna, al igual que lo hacen los concejales matritenses con sus mascotas, advirtiendo el párroco por la megafonía, siempre irónicamente, que con el paso de los animales “sus dueños también quedan benditos”.
La capital leonesa también disfrutó de esta tradición hasta no hace muchos años. Primero, en la capilla del antiguo hospital de San Antonio Abad, sito en el solar de la actual “casa de Roldán”, anejo a la iglesia de S. Marcelo y al Ayuntamiento. Al desplazarse dicha institución hasta su ubicación actual, integrada en el complejo hospitalario y popularmente conocida como el hospital viejo, con su mudanza se desplazó también el rito popular y su tradición. Todavía, por aquellos altos de la ciudad, muchos vecinos del barrio de las ventas y aledaños recuerdan la misa del 17 de enero, la subida de animales para su bendición y el reparto del típico y ocasional ”cotino” al finalizar. Hoy el hospital, tras años de abandono, ostenta la sede universitaria de la escuela de enfermería y su capilla desde varios inviernos atrás carece de culto, permaneciendo la espléndida talla del San Antón leonés y “su gochín” - ambos factura de la escuela o el propio Gregorio Fernández -, dignamente almacenados entre los fondos del Museo Etnográfico dependiente del Instituto Leonés de Cultura.
Queridos vecinos de León y resto de pueblos de nuestra provincia, ¿sería quizá mucho pedir que las instituciones locales, provinciales o autonómicas, mediasen ante sus homólogas religiosas o ante alguna fuerza social, laica o religiosa, en aras de rescatar esta y tantas otras tradiciones, agonizantes o lamentablemente perdidas, resignadas a la desidia del recuerdo nostálgico sin más?. Creo que a casi todos nos consta el interés despertado por éstos temas en nuestros actuales regidores y en sus antecesores inmediatos, algo compartido por los miembros de sus respectivos equipos de gobierno, en especial los sres. munícipes a cargo de fiestas y cultura, e incluso entre los miembros de su oposición, que suele ser “leal” para este tipo de ocasiones, pero a pesar de todo la realidad del olvido está ahí. Sin respaldo popular nada cala y por ello también el resto de paisanos debemos tomar partido. El asociacionismo no es proceder común al leonés pero se puede aprovechar su pujanza en algunos sectores sociales, como las cofradías penitenciales, para conseguir importantes logros en el terreno de la recuperación costumbrista. La viveza actual de dichas asociaciones religiosas se podría aplicar en la ampliación del espectro de su acción devocional, algo que ya han hecho por ejemplo en el caso de la celebración de la patrona de la música con la proliferación de conciertos del género pasional solemnizando la festividad. Con esta ampliación de horizontes quizá ciertas celebraciones, ritos y actos propios de la cultura popular y tradicional católica, acontecidos durante el resto del año litúrgico y que forman parte de nuestro patrimonio de religiosidad popular local a conservar y valorar, eviten su olvido sucumbiendo al desuso.




No hay comentarios:

Publicar un comentario