domingo, 19 de febrero de 2012

Santos de Invierno en León: La Candelaria San Blas. Artículos Héctor-Luis Suárez




Autor: Héctor-Luis Suárez Pérez
Prof. Facultad de Educación U.León
Conservatorio “Cristóbal Halffter”, Ponferrada.


Fotos: Archivo Diario de León
Publicado 2 de febrero de 1999. Sección: Tribuna. DIARIO DE LEON


Título: Por “Las Candelas” y San Blas,
tiempo de capas y canto de ramos.


Tras San Antón, varias festividades exclusivamente religiosas brillan de nuevo cada año con el fin de enero e inicio de febrero: San Antón (día 17), San o Sto. Tirso (28), Sta. Eugenia (31), Sta. Brígida (1 Feb.),“Las Candelas” (2), San Blas (3), Sta. Águeda (5), Sta Apolonia (9). Todas son conocidas como “las fiestas de invierno” y antaño más que en la actualidad, eran celebradas en pueblos leoneses hoy casi carentes de vecinos. Debido a este motivo, algunas desaparecieron o se trasladaron al verano, salvo donde hubo cofradía o tradición arraigada que las han mantenido brillantemente. Tras ellas y la obligada parada laboral invernal, comenzaba el duro trabajo marcado por el calendario agrícola que no permitía otro tiempo de festejos hasta las cosechas. De ahí la expresión ponferradina: “mocinas a San Blas, que fiestas ya no hay más, que viene Sta. Apolonia que las arrebata todas”.
Por causa de la intervención de estas asociaciones religiosas, decimos que es tiempo de capas, pues, numerosas son las dedicadas a los Santos citados y a otros, que incluyen en su indumentaria obligatoria esta típica prenda de abrigo. La capa, antes era parda y de sayal en los ejemplos más humildes, y de rico y buen paño negro forrado, en los casos de las cofradías más poderosas. Así, en Laguna de Negrillos la cofradía de S. Antón luce capas negras, como, entre otras lo hacen las de Sta. Eugenia de Mansilla de las Mulas, o su homónima de Paradilla de La Sobarriba, conocida como de las “capas pardas”, hoy negras. Dicha prenda como tal, en los tiempos actuales sólo es mantenida en su tono pardo en la capital leonesa por la tradicionalista Cofradía del Stmo. Xto. de la Expiración y del Silencio.
Es este tiempo igualmente de canto de ramos, eso sí, algo diferentes a los de Navidad como se comprueba en los cancioneros existentes. Miguel Manzano, por falta de espacio, incluye tan solo dos dedicados a S. Antón, relativos a las localidades de Adrados y Espinosa de la Ribera, uno más de Vegacerneja dedicado a Sta. Águeda, y otros dos dedicados a la Candelaria: el famoso de Campo, junto a Ponferrada, y el de Ribera de la Polvorosa, así como algunos cantos más, propios al igual de esa celebración. Fernández Núñez por su parte, no detalla la procedencia de su diseccionado ramo, pero alude a S. Antonio (¿Abad o de Padua?). Diéguez Ayerbe y Luaña incluyen uno de Cobrana dedicado a la Inmaculada donde se cita a San Tirso, patrón del pueblo. La asoc. Etnográfica Lleunesa recogió y recuperó otro dedicado a San Blas en La Sobarriba, en concreto en Tendal, como bien refiere David Gustavo López. Etc. Pero, relativo a este tiempo, si lo desean, este año por comodidad de fechas, pueden asistir al que en Cea mas que dignamente ofrecen los quintos y que se cantará el próximo sábado 30 de enero a las 4 de la tarde.
Como desde estas páginas mis colegas se ocuparán ampliamente del oportuno comentario de los distintos ritos relacionados con la festividades de La Candelaria y Sta. Águeda, salvo la alusión realizada al ramo no voy a añadir nada a sus respectivos trabajos. Pero si lo haré sobre San Blas, abogado de la afecciones de garganta. Un Sto. todavía muy venerado en la provincia, donde numerosas son las poblaciones, una treintena, que mantienen su celebración el día tres de febrero como su “fiesta de invierno”. En la misma se suele conservar la misa, la procesión y las demás costumbres religiosas, e incluso, en algunos lugares, las profanas anejas, como son dentro de la romería el “baile vermú” y la comida campestre. Eso sí, presentándose menos concurridas que en otros tiempos, en especial si el clima es adverso y la fiesta no coincide en fin de semana.
San Blas es patrón de los monasterios cistercienses de Gradefes o Carrizo, donde es típica la elaboración por las monjas orbigueñas de las roscas de “San Blas”, para su posterior reparto tras el servicio religioso,. En Campo, localidad colindante a Ponferrada, era tan famosa esta celebración que forzaba el cierre a medio día del comercio de la última ciudad. Con ello se permitía a los ponferradinos la asistencia en Campo a la comida campestre de la romería, tras haber sido advertidos por la coplilla: “si vas a San Blas / tráeme un San blasín / que no sea muy grande / ni muy pequeñín”. Los más viejos del lugar recuerdan esa etapa de esplendor de la fiesta, la cual empezaba cuando “el tamboritero” de Molina les despertaba con su “alboreada” a la flauta y el tamborín, terminando con la importante romería, “en tiempos con pulperas y todo”.
En La Bañeza, la cofradía de su nombre, al termino de los actos religiosos de la festividad, realizaba a los sones de los dulzaineros un pasacalles-ronda de bares y cantinas, en el que además, se bailaban “las sanblasinas” ante la casa del Hno. Mayordomo. Era cofradía rica y se permitía gran “gasto” musical frente a la de San Antón, mas modesta, que se conformaba con “los rulas” o “Salvadorillo”, el tamboritero. Todavía se mantiene la costumbre. Por su parte, en Sabero, también se cantan “los gozos de San Blas”, composición estrófica alusiva al Sto. interpretada tras terminar la procesión. Acto que se efectúa con la imagen del Sto. cubierto de “cuelgas” de roscas y tras bendecir los caramelos y demás productos ofrecidos, justo antes del reparto de las típicas roscas de su nombre.
La capital leonesa, es otro de los lugares donde también se practicó y practica la devoción a San Blas. En su caso, asociada al jacobeo templo extramuros de Sta. Ana, antigua capilla del Hospital de la Orden del Sto. Sepulcro, donde, al término de la misa dedicada al Sto. se entregaban los tradicionales collares de cera, protectores de catarros y demás enfermedades de la garganta, que eran previamente “pasados por el Sto.”, como manda la cristiana costumbre.
En otro área de la provincia, en concreto en Villamandos, se hace “danza” de paloteo procesional y luego baile popular, antiguamente de pandereta y en la actualidad debido a una orquesta. Muy cerca, en la misma comarca y ribera baja del Esla, en San Millán de los Caballeros, además de los actos religiosos, es típica como lo fue en otros muchos pueblos de la zona la “carrera del gallo”. En ella a lomos de burros y caballos los jinetes del lugar realizaban y realizan pasadas al galope para decapitar varias gallináceas colgadas boca abajo a cierta altura. Este tipo de carreras, que a muchos sirvieron de alivio gastronómico en épocas de penuria, hoy generan lógicamente polémica en todos los numerosos puntos de España donde se celebran. La solución a la misma quizá no pase por el intento de prohibir la fiesta a toda consta por su salvajismo, ni por obligar gubernativamente a poner los animales muertos para tal fin. En mi opinión, en la actualidad se pueden elaborar en modernos materiales, como el caucho o látex, objetos de diseño similar al gallo. Por ejemplo, algo parecido a un bolo
colocado bocabajo, de tal modo que su tipología además no incida en el recuerdo de la imagen del animal, el cual, por su parte, puede seguir constituyendo el premio final de quien arranque la cabeza del bolo de goma. Con mi propuesta considero que se conserva la esencia de la carrera, tradición que se debe mantener pese a quien pese, y con esta transformación y adaptación a los nuevos tiempos se elimina la crueldad del acto, dignificando la figura del animal conforme a la legislación vigente y creo que a juicio de todos.




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