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LAS "LUMBRES" DE
SAN ANTÓN (JAÉN)
.
por Milagros Soler
Siguiendo
las tradiciones arraigadas en Occidente, y como fruto del
sincretismo de distintas formas religiosas,
en Jaén se celebran las famosas "Lumbres de San Antón". En ellas
podemos reconocer los ancestrales ritos paganos de las hogueras
que ahuyentaban los malos espíritus del ganado y de los animales
domésticos, evitándoles enfermedades y plagas. También adquirió
importancia el carácter triunfante sobre la herejía que
caracterizaba la identidad de San Antonio, en una tierra cuyas
fronteras estaban siendo permanentemente acosadas por los
infieles musulmanes.
Según narran las crónicas, los ballesteros de la
capital, encargados de la defensa de la misma contra los ataques
árabes,
ya tenían una capilla dedicada a San Antón en la catedral. En
ella homenajeaban a su patrón con cuatro antorchas que
permanecían ardiendo en el altar la víspera de su onomástica y
durante todo el día siguiente.
La festividad de San Antonio
Abad llegaría a Jaén hacia el siglo XIII, seguramente con los
nuevos habitantes que vinieron durante el periodo de la
repoblación castellana, influenciados estos por la devoción que
se le profesaba al santo en Francia y Centro Europa.
En el siglo XV,
el regidor de la ciudad y valido de Enrique IV, el Condestable
de Castilla Miguel Lucas de Iranzo propició el auge de estas
fiestas religiosas, que terminaron consolidándose en el siglo
XIX por el impulso de los ganaderos.
Como en otros
lugares de Andalucía y de la Europa medieval, era costumbre en
muchos lugares quemar los restos de las podas que habían quedado
después de finalizar las tareas agrícolas del invierno. En Jaén
se hacían fuegos rituales con el “ramón” de olivo y los enseres
viejos que habían quedado inservibles para la faena. Los capazos
impregnados de aceite eran material ideal para la combustión, lo
mismo que la ropa o los muebles viejos.
Las hogueras se encendían al atardecer y en torno
a ella se congregaban los vecinos formando corros en los que se
bailaba y se entonaban cancioncillas en tono burlesco y no
exentas de ciertas picardías eróticas. Son los llamados
“melenchones”,
sin duda una de las señas de identidad más importantes de la
provincia de Jaén. A mediados del siglo XX, la folklorista
Lola
Torres se preocupó por
rescatar del olvido muchos de ellos.
Según esta musicóloga, “mocicos y mocicas"
cogidos de la mano, rodeaban la lumbre. Durante la primera parte
de la copla un muchacho o una muchacha se quedan dentro del
círculo. Durante el estribillo, elige pareja y juntos danzan
mientras el resto los contemplan acompañándolos
con música y palmas. Vicente Oya, cronista de la ciudad también
se hace eco de estas costumbres populares.
En lo alto de la hoguera se coloca un muñeco
hecho con ropa vieja, relleno de paja y serrín, como si fuera un
espantapájaros. En su cabeza, pies y manos se colocan petardos
que estallan cuando llega el fuego hasta ellos. Una vez más y
como ocurriera con la leyenda del famoso Lagarto de la Malena,
muchos estudiosos del tema han querido ver en este acto una
forma de expresar la derrota del Maligno por las Fuerzas del
Bien, representadas en el fuego y la pólvora. No olvidemos que
la hoguera era una forma legal de ejecución y que fue utilizada
muy especialmente por tribunales eclesiásticos como la Santa
Inquisición contra los herejes.
Nos cuenta Miguel Ángel Narváez, un amigo de
Jaén, preocupado por las tradiciones y todo lo relacionado con
la Cultura de su tierra, que era costumbre de la gente echar en
las hogueras muebles (principalmente sillas de anea) para evitar
que enfermara su ganado. "La gente joven -nos cuenta- se
encargaba de hacer las lumbres y buscar lo que se quemaba en
ellas. Aunque competían por hacer cada barrio la más grande,
nunca hubo altercados porque nadie quitara nada a otros".
Añade: "La falta de apoyo por parte de las autoridades y la
actual estructura de los barrios ha hecho que muchas hogueras no
se puedan hacer y la tradición no sea lo que era en otro
tiempo".
Como en todo
acto de reafirmación social, el grupo participa de comidas
comunitarias. En Jaén es típico en estas fechas compartir las
típicas "rosetas" (palomitas de maíz) y la calabaza asada, así
como una importante variedad de productos elaborados de cerdo y
hechos durante la "matanza". La "calabaza batatera" o el "carruécano"
son de los platos más representativos.
LETRAS DE ALGUNOS
MELENCHONES
Enviadas por Miguel Ángel Narváez
Fernández
Anda vete, que no quiero
sacar la cara por nadie
al que le duela la muela
que se la saque, aunque rabie.
estribillo
Anda diciendo tu madre
que la reina te merece
y yo como no soy reina
no quiero que me desprecies
estribillo
Ya está la cama hecha y el
cura en casa
y ahora dice la niña,
caramba y toma,
que no se casa.
Mariquilla, Maruja de Ramalejo
ahora que te has casado
caramba y toma
con el "pellejo"
Me casé con el viejo por la "monea"
la "monea" se acaba
caramba y toma
y el viejo "quea".
CARRERA NOCTURNA
2008
Fotos: Miguel Ángel
Narváez Fernández
OTRAS TRADICIONES DE
LA PROVINCIA
Adentrándose en la provincia, entre
las tradiciones mejor conservadas, destaca la del municipio de
Arquillos, en la comarca de El Condado. Los vecinos, de manos
del alcalde, cada 16 de enero, "renuevan el voto" ante el patrón
san Antón, que no es más que la promesa de guardar ayuno y
abstinencia para agradecerle su milagrosa intercesión en la
epidemia de cólera del año 1885. En esta festividad, cobra
protagonismo la figura de el pelotero, interpretado por alguien
que tiene alguna promesa que cumplir y que simboliza al diablo.
Ataviado con una vestimenta burlesca, fustiga a los
participantes con un látigo en cuya punta suspende una alpargata
vieja, recordando las tentaciones a las que se vio sometido san
Antón en el desierto. Al final, todos los vecinos degustan los
sabrosos "pericones de San Antón", deliciosos roscos de harina y
huevo.
Otro pueblo que destaca por su
celebración es Quesada, en plena Sierra de Cazorla, en donde las
hogueras son avivadas por los vecinos para que perduren hasta el
día 20, festividad del patrón de la localidad, san Sebastián.
Pero sin duda, los más osados son los municipios de Bedmar y
Arjonilla, cuyos vecinos saltan sobre las ascuas de las hogueras
encendidas con ramas de olivo.
Nuestro agradecimiento a Miguel Ángel
Narváez, cuya ayuda ha sido decisiva a la hora de
elaborar este artículo.
Granada, 17 de Enero
de 2008
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